lunes, 18 de julio de 2011

Sensatez ebria.


Es abismada, y casi nunca lo niega. Siempre abastece al alba con su sonrisa hasta que se pone, y pasa a hacerle compañía a la guardiana con la luz de sus ojos.

Conspira contra las peores de las fatalidades habidas y por haber, y planta cara a la gracia eterna mediante esmero y rebeldía. Pero (y sí, siempre hay un pero), no soporta la felicidad, la nostalgia de los recuerdos y la consonancia entre el amor y la fidelidad. Trabaja duro para hacer que todo eso no se junte nunca, que el destino es muy curioso y siempre provocan ciscos entre ella y él. Qué se le va a hacer, en la vida se los podría ver de la mano, hay cosas inimaginables y esa es una de ellas.

Justicieros del noctambulismo que casi siempre están ausentes en su oficio, para una cosa que se les exige. Temen compartir demasiado tiempo con sus protegidos y no comparten la idea de ser sus “ángeles de la guarda”. Lo único que guardan es la cola para tachar fallecidos y nacidos, y prorrogan su cometido hasta el fin de alguno de esos pobres mortales, para luego, una vez más, guardar sitio y espera para pasar factura y conocer a su nuevo elegido. Para nada, no sirven para nada, triste pero a la vez cierto.

Los conformistas, de todas todas, sabemos que se satisfacen enseguida por su buena voluntad y su gran generosidad, sin comprender que su silencio augura y tropieza directamente en el porvenir de una persona, y no de manera factible y positiva, por desgracia. Pero ¿quiénes son en realidad los conformistas? ¿Por qué se callan lo que en verdad necesitan decir? ¿Por qué no muestran sus necesidades como cosas trascendentales (como haría cualquier persona normal, como harías tú o yo misma) en vez de hacerlas íntimas e inconsistentes, frágiles? Puede que las injusticias sean parte de uno mismo y no estén constituidas como propias porque, simplemente, no queremos que sea así; al fin y al cabo ni Hitler ni Mussolini yacen en mausoleos construidos por los represaliados, como a más de uno les gustaría de manera justiciera; y a la vez carecen de calles y estatuas, porque los grandes pensaron que sería mejor así, que los dictadores más famosos del mundo y más sangrientos, que incluso ellos no merecían esos privilegios… Cosas de la historia.
Los cometidos de las irregularidades vagan por los senderos más intrínsecos y exclusivos que hayamos podido imaginar. Es por ello, y debemos admitirlo aunque nos duela, que nos quedamos con lo poco que queda entero y lo seguimos dividiendo hasta convertirlo en polvo. Es ese polvo el que se nos mete en la nariz y nos hace estornudar, ¿es quizás esa reacción la que nos convierte en una persona o en otra? ¿Es en ese momento cuando caemos profundo o cuando nos levantamos del golpe tan abismal que ha dado nuestro corazón que había dejado de latir? Será mejor así, que se quede con nosotros la nada y nos haga callar una vez más, porque las represalias nos las llevamos siempre de los padres directamente, pero indirectamente es el corazón el que nos hace presos de nuestras actitudes y el que proclama que sea o no la última línea que pasemos juntos.

Solo debemos sacar en claro de todo esto, una reflexión importante que nos hace seguir divagando por realidades absolutas e inexistentes que nos hacen feliz y que nos hacen llegar donde sabemos que es imposible llegar, pero aún así llegamos a rozar con la yema de los dedos; incluso cuando somos pequeños y queremos llegar a ser tan altos como la Luna, incluso ahí es verdad, porque somos tan altos como ella, o más.
Y es que mis queridos lectores, seguidores, admiradores y, por qué no, amigos: la esperanza no es un sueño, sino una manera de traducir los sueños en realidad.

Continuad soñando por todos y cada uno de los sueños que no se cumplen en esta realidad paralela que hemos inventado, porque seguro que hay otra en la que somos realmente felices y hemos llegado a conseguir el éxito en todos los campos, incluso en el amor. Porque ni siquiera el destino tiene el derecho de negarnos esa posibilidad, vivir soñando desde que nacemos hasta que dejamos de existir materialmente.
Haced memoria y convertir lo bueno en excelente y lo malo en no tan malo. Perseguid el noctambulismo sereno y estimad que los secretos  que guardan los demás y no son desvelados es porque el amor que te tienen les impide hacerlo, son tesoros para ellos.

Seguid aguantando, nunca viene mal. Y, ¡¡qué narices!! huir siempre que podáis de aquello que más odiéis.
 [Keep Holding On & Runaway].